miércoles, 24 de marzo de 2010

SER OBRERO DEL TEATRO

En octubre de 1981, con siete años a cuestas de Teatro Universitario en la Universidad de Buenos Aires, viajé a Córdoba con una parte del elenco para presentar en la Sala de las Américas de la Universidad nuestra producción de “Stéfano”, de Armando Discépolo.
La tarde de la función tuve oportunidad de tener una charla en la Ciudad Universitaria con estudiantes que integraban el grupo de teatro cordobés, que se hallaba en etapa de formación.
La hora y minutos que duró esa charla, totalmente improvisada y que acabo de extraer de una cassette en pésimo estado de conservación, debería ser escuchada por quien tenga la buena disposición de adentrarse en este Blog en busca de alguna respuesta a sus interrogantes sobre las formas de concreción del hecho escénico.
Precisamente es en los momentos finales del encuentro cuando logro (me parece) definir uno de los conceptos básicos que signaron mis más de cuarenta años en el teatro y que los que aspiran a dedicarse a él deberían tener en cuenta: Ser, por sobre todas las cosas, un obrero del teatro.

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