sábado, 6 de marzo de 2010

ESPERANZAS PERDIDAS


Estas reflexiones que voy a transcribir a continuación y que han aparecido en una amarillenta carpeta encontrada recientemente, aquí en Mar del Plata, donde estoy viviendo desde 2008, deben datar de los años iniciales del TUBA (1974, 1976…), porque revelan que todavía nos sentíamos orgullosos de pertenecer a la Universidad y además confiados en que contábamos con su apoyo… Caramba, cuánta desilusión llegaría después…

“Del teatro lo poco que queda, es el recuerdo borroso de la obra representada ante el público. Su vida íntima, sus horas de artesanado, de búsquedas, de insatisfacciones y de descubrimientos, están condenadas al olvido. Y sin embargo, ocurren cosas tan trascendentes a lo largo de ellas...!.
“En la Universidad, el significado de esas horas de investigación del hecho escénico es todavía mayor.
“Cómo imaginar que jóvenes estudiantes, que llegan de rendir exámenes, de pasar las noches en vela frente a sus libros, son capaces de sumergirse en atmósferas tan plenas de embellecimiento, tan estrictas en su acatamiento al compromiso ceremonial, tan púdicas y a la vez tan simples en su disfrute de la emotividad...?
“Rara vez ocurre eso mismo en los demás teatros, lo sé muy bien por propia experiencia. En los teatros se ejercita con demasiada asiduidad la postura de la exacerbación. Los artistas y los técnicos dan rienda suelta no sólo a sus efluvios creadores, sino también a muchos otros efluvios de menor catadura.
“En el teatro (el “comercio infame”, como lo define Christopher Fry), las leyes de la convivencia están sujetas a otras leyes, impuestas por la neurosis del espectáculo.
“Una obra en proceso de montaje es un arma mortífera que se produce en serie. Quienes atornillan cada una de sus piezas tienen una sola idea puesta en mente: la de que produzca con absoluta precisión y efectividad su cometido último: el éxito de taquilla.
“En el teatro universitario el cometido último no existe en esos términos. A nadie le preocupa la noche de estreno, con sus visitas de cortesía de “lo más granado del mundo de la farándula”. La primera representación tiene otras expectativas, pero jamás la de la taquilla.
“De pronto uno se da cuenta que ha llegado a establecerse en un lugar distinto y en cierto modo privilegiado.
“El recuerdo lejano de las voces destempladas, de las “actitudes” o “posturas” destinadas a suplir talento con apariencia; de las neurastenias de las madrugadas interminables de los ensayos generales, prácticamente ha sido borrado y sólo accede a la evocación con la nostálgica condescendencia con que se evocan ciertos deslices de juventud.
“Teatro Universitario de Repertorio, TUBA: estamos en una tierra fértil colmada de esperanzas, porque todo cuanto se haga rodeado de jóvenes mira esperanzadamente hacia el porvenir.
“Con cuánto rigor se cumple cada noche la faena y qué respeto se tiene por la Institución que nos alberga...!.
"Es como si cada uno vistiese al ingresar al recinto del TUBA, el manto de un templario. Nuestra Orden es la Universidad. Y los jóvenes del teatro universitario son templarios de la “Orden de la Universidad”.
"Aquí dentro todo debe hacerse con altura, con la elevación de las mismas columnas que sostienen los claustros.".

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