viernes, 5 de marzo de 2010
LA CONSAGRACION DE LA CASA
Beethoven tiene una obertura, “La consagración de la Casa”, que le fue encomendada para homenajear a un teatro. Los jóvenes del TUBA quizá no la conocían, cuando se consagraron a cuidar “su” Casa, que era el viejo edificio de Corrientes 2038, sede en lejanos tiempos del Centro de Estudiantes de Medicina.
Durante nueve años seguidos estuvieron allí, todas las noches, ensayando las obras de su repertorio, pero también construyendo decorados, cosiendo ropajes, cambiando estructuras lumínicas, levantando telones de embocadura o bajándolos para dejar al descubierto la caja vacía del escenario y teniendo que dejar todo limpio al retirarse, porque al día siguiente estaban las clases de la Carrera de Psicología y las prácticas del Coro Polifónico de Ciegos, con su enorme piano de cola y su enorme entarimado, que había que disimular como se pudiera, detrás de los decorados, durante las funciones con público de sábados y domingos.
Hubo noches en que se quedaron a dormir allí, porque las tareas de carpintería o de pintura y entelado de bastidores se iban a prolongar hasta pasada la madrugada y no tenían tiempo, algunos, de viajar hasta sus casas en el Gran Buenos Aires, para luego volver a primera hora de la mañana a sus clases de facultad.
Se “consagraron” a su Casa de Corrientes 2038, cuando eso era un nido de ratas, que provenían de las casonas linderas en abandono y de una obra en construcción, dejada sin terminar hacía muchos años.
Un buen día, toda esa mugre y esa vejez fue limpiada y remozada, para dar lugar al Centro Cultural Rojas, pero ellos ya no estaban. “Su Casa” había dejado de pertenecerles…y su consagración a ella, durante nueve años seguidos, había pasado a ser historia.
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