sábado, 10 de mayo de 2014

SIETE MINUTOS PARA CONTAR UNA HISTORIA DE NUEVE AÑOS QUE SE INICIO HACE CUARENTA


Los siete minutos de este pequeño video, rescatado de YouTube, resumen todo lo que quedó en imágenes filmadas de la historia de nueve años del Teatro de la Universidad de Buenos Aires.
Filmábamos con una rudimentaria cámara de Super-8 que yo tenía, con unos rollitos de celuloide de la marca Kodak, que se revelaban en otro país.
Un buen día, varios años después de que el TUBA se cerrara, apareció la técnica para transformar esas cintas de celuloide en imágenes de video. Era tarde. Como sucedió con muchas películas de Hollywood, la humedad había dañado las casi cuatro horas que habíamos logrado registrar, de los más de 100 espectáculos montados en el TUBA y sólo su pudieron rescatar algunos fragmentos: estos milagrosos siete minutos, en los que se amalgaman escenas de “Comedia de errores”, de Shakespeare; “Leonce y Lena” y “Woyzeck”, de Georg Buchner; “Relojero”, de Armando Discépolo; “La vida es sueño”, de Pedro Calderón de la Barca; “Blanco, negro, blanco”, de Alfonsina Storni; “El poeta”, de Enrique Wernicke; “Lucía Miranda”, de Miguel Ortega; “Una tragedia florentina”, de Oscar Wilde; “La sombra del valle”, de John Synge; “Un trágico a la fuerza”, de Anton Chéjov; “Miedos y soledades”, de Juan Carlos Ghiano; “Fedra”, de Jean Racine y “La marquesa Rosalinda”, de Ramón del Valle Inclán.
¡Cuánto se perdió de todo lo que habíamos filmado, pagando el costo de filmación de nuestro propio bolsillo…!
Sin embargo, -increíblemente-, hay unos pocos instantes, y EN COLORES, del primer espectáculo del TUBA: la escenificación del diálogo de Platón llamado “Fedón, o Del alma”, con que se inició la historia cuarenta años atrás, el 30 de noviembre de 1974…!!!
Quien compaginó las secuencias, puso al azar momentos de audio de las grabaciones de diversos espectáculos del TUBA, con lo cual el diálogo entre dos compadritos, en el sainete “Entre bueyes no hay cornadas”, de José González Castillo, fue a encimarse (no muy adecuadamente, por cierto) con las imágenes del último encuentro de Sócrates con sus discípulos, en ese hoy lejano “Fedón”, de noviembre de 1974.
Para quien vea hoy estos siete minutos en algún remoto lugar del mundo o aquí, en la Argentina, en medio de una era tecnológica en la que los teléfonos celulares filman cualquier cosa en la más perfecta Alta Definición, seguramente el testimonio va a carecer de valor.
Sin embargo, lo tiene y mucho.
Estos siete minutos tienen hoy la fuerza de una denuncia. Aquel teatro de jóvenes universitarios EXISTIO, aunque desde el Centro Cultural Rojas de la UBA, (emplazado en el mismo solar en donde el TUBA llevó a cabo 1.163 representaciones), se empecinen en negarlo.
Trabajó denodadamente durante nueve años seguidos para acercar el teatro en forma LIBRE y GRATUITA, desde los claustros de la Universidad, a decenas de miles de espectadores provenientes de todos los sectores sociales de la comunidad. Fue combatido, censurado y amenazado y finalmente no tuvo otro remedio que sucumbir…
¡Pero fueron tantos sus desafíos, tanto su coraje en medio de una época tenebrosa, que estos siete minutos son –por fortuna-, la elocuente demostración de que el idealismo y la vital pasión de los jóvenes NUNCA MUERE…!