jueves, 11 de marzo de 2010

LA GLORIOSA FUNCION "CLANDESTINA" DEL 2 DE SEPTIEMBRE DE 1983 EN FILOSOFIA Y LETRAS


La historia del TUBA no concluyó, en realidad, con su última función en Corrientes 2038, el 5 de junio de 1983. Hubo algunas funciones más, hechas casi clandestinamente, gracias a que los centros de estudiantes de algunas facultades, que empezaban a volver a estar activos ante la proximidad del advenimiento de la democracia, se interesaron por convocar a sus espacios recuperados, al “TUBA en el exilio”. El viernes 2 de septiembre, tres meses después del cierre del TUBA, tuvo lugar una función, en un sótano de la Facultad de Filosofía y Letras, donde hubo mas de seiscientos estudiantes sentados en el piso, en la que se representó “El poeta”, de Enrique Wernicke y “Por siempre alegre”, de Roberto Cossa (que nunca antes se había podido dar, por las amenazas telefónicas que yo había recibido cuando se intentó incorporarla al repertorio).
El final de esa función, (que las autoridades de Filosofía trataron hasta último momento de impedir), con la voz enronquecida del integrante que protagonizaba “El poeta”, clamando: “Tratando de vivir, viendo vivir...!” y el alud de gritos, aplausos, pataleos y chiflidos de los conmocionados estudiantes, es probablemente el mejor testimonio y la síntesis de todo cuando aquí yo pueda argumentar hoy, en este Blog, respecto de la validez de ese Teatro Universitario de Buenos Aires (el TUBA) tan maltratado durante el presente de su existir y por quienes lo vienen ignorando en los largos años de su “no existir”.
Vale la pena que quien ingrese a curiosear este Blog se detenga unos minutos a escuchar el audio del final de esa función, cuya elocuencia respecto de lo que el TUBA podía aportar (y pudo haber seguido aportando) al estudiantado universitario, es demasiado poderosa como para ser sobrellevada con resignación, aun a veintisiete años de distancia de aquel acontecimiento.
Va a escuchar alguna bocina de algún automóvil, porque el sótano de Filosofía daba a la calle y luego de los aplausos algunas improvisadas alocuciones de los jóvenes del TUBA que, a pesar de mi renuncia a seguir con la quijotada fuera donde fuera, mantenían aun la esperanza de seguir vinculados al estudiantado de la UBA a través de representaciones hechas esporádicamente.
La cosa no funcionó. El empuje, el entusiasmo, las ganas por hacer contra viento y marea…todo eso había sido cruelmente aplastado por la Universidad que empezaba a ser pasado…e iba a ser “recontra-aplastado” por la Universidad que se avecinaba, en una Argentina ilusionada con la democracia.

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