viernes, 28 de octubre de 2011

LOS VERDADEROS RESPONSABLES DE LA DESAPARICIÓN DEL TUBA

IMÁGENES DE AQUEL "TUBA" QUE NO PUDO CONTINUAR EN "EL ROJAS"

Producida mi renuncia como director del TUBA en junio de 1983, seguida de la renuncia de la totalidad de los que en ese momento lo integraban, los medios de prensa usaron titulares que directamente hablaron de “disolución” o “desaparición” para comentar el cierre del Teatro de la Universidad de Buenos Aires, en la mitad de su noveno año de labor en continuidad.
Desde el Rectorado de la UBA salieron de inmediato comunicados de prensa que desmentían categóricamente que su elenco oficial de teatro fuera a desaparecer.
Al poco tiempo, efectivamente, es nombrado “Director del Teatro de la Universidad de Buenos Aires” (designación que a mí nunca me fue otorgada, pese a serlo en los hechos durante nueve años seguidos), el profesor de letras y veterano actor Enrique Escope.
Fue muy triste comprobar que este tal Escope, antes que abocarse a la reconstrucción del TUBA, convocando a nuevos contingentes de aspirantes a integrarlo, o a los que ya habían estado (por qué no...?), se limitó a hacerse publicar notas en algunos periódicos, en las que alardeaba de que él iba a llevar adelante el Teatro con mucha más idoneidad que lo había hecho Quiroga, pero en definitiva, nunca hizo nada. Creo (no estoy seguro), que falleció al poco tiempo.
Un integrante del grupo “Los Volatineros”, Román Caracciolo, fue nombrado después de Escope director de ese “Teatro de la Universidad” que seguía en la nebulosa respecto de su continuidad. No puedo precisar el año (quizá haya sido 1984), en que Caracciolo presentó un espectáculo en Corrientes 2038, anunciado como “del Teatro de la Universidad”, que llevaba como título “Q'ensalada”, del que se ignora si fue representado una o más veces.
A partir de este borroso dato del único montaje llevado a cabo por Caracciolo, no se registran testimonios (por lo menos yo no los he podido encontrar nunca), de cómo fue que se decidió pasar al olvido el proyecto de continuidad del “Teatro de la Universidad de Buenos Aires” y se abordó la idea de abrir, en el abandonado edificio de Corrientes 2038, un centro cultural, finalmente inaugurado a fines de 1984 con el nombre de Ricardo Rojas, quien fuera Rector de la UBA durante el segundo mandato de Hipólito Yrigoyen.
La poeta Tamara Kamenszain y Lucio Schwarzberg, militante de la agrupación Franja Morada, fueron (al parecer), quienes tomaron de incio las riendas de llevar adelante el proyectado centro cultural, por engargo del Rector Delich.
Las preguntas que necesariamente aparecen luego de este escueto relato, son:
Qué ocurrió en el lapso entre Caracciolo y Schwarzberg...?
Quién tomó la decisión de abolir definitivamente el “Teatro de la Universidad” en aquellas circunstancias...?
Por qué el “Teatro de la Universidad”, con nueve años de historia detrás, no pudo pasar a formar parte del entramado de actividades multidisciplinarias que se fueron incorporando al “proyecto Rojas”...?
Existe algún documento que derogue la existencia del “Teatro de la Universidad” del historial de la UBA...?
Quienes fueron, en realidad, los verdaderos responsables de la desaparición del TUBA...?

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