martes, 4 de octubre de 2011

AQUEL LUGAR DE ENCUENTRO...




En los nueve años que abarcó la existencia del TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (el TUBA), pasaron por su escenario, sus aulas de investigación dramática, sus cursos introductorios y sus talleres de artesanado de decorados, vestuarios y utilería unos 1.600 jóvenes cursantes de carreras científicas o humanísticas dependientes del Rectorado de la U.B.A.
La cifra exacta de los inscriptos a partir de fines de 1974, que por espacio de años, meses, semanas o hasta unos pocos días participaron de la vida del TUBA, sólo podría conocerse hoy si la Dirección de Cultura de la U.B.A. hubiese mantenido archivos clasificados de esas planillas de inscripción, cosa que no parece probable si tenemos en cuenta que la actual Directora del Centro Cultural Rojas, Cecilia Vásquez (según me lo ha manifestado por estos días un periodista, empeñado desde hace años en recopilar datos sobre el TUBA para luego editar un libro), dice “no tener la menor idea de lo que fue el TUBA”.
Aclaro (aunque está explicado en unos cuantos capítulos de este Blog) que el TUBA desarrolló su actividad permanente, con funciones gratuitas para el público en general todos los fines de semana, en el mismo edificio de la avenida Corrientes 2038 (pleno centro de Buenos Aires) donde desde hacen más o menos 25 años funcionan la sede de la Dirección de Cultura de la U.B.A. y el Centro Cultural Rojas, que le depende.
Con todos los antecedentes, fotografías, DVDs. y libros encuadernados que en sucesivas ocasiones fui dejando a las cambiantes autoridades de la Dirección de Cultura y del Rojas con posterioridad al cierre del TUBA en 1983, algo de todo ese material debería haber quedado, aunque sea tirado en un rincón, como para que quienes tienen la responsabilidad de “curar” el devenir cultural de la Universidad desde su “Dirección de Cultura” (valga la redundancia), puedan tener al menos “una idea” de lo que fue el TUBA.
Vuelvo al tema de los jóvenes que habitaron con su entusiasmo, su alegría, su desconcierto, sus expectativas...y también su miedo (en medio de una época de terror), aquellos nueve años del TUBA que hoy nadie parece dispuesto a reeditar, cuando están dadas todas las condiciones de una democracia en plenitud en la Argentina, las que permitirían acometer desafíos que por entonces a duras penas nos atrevíamos a intentar, con riesgo de nuestras vidas.
Repito que no cuento con datos fehacientes, pero lo que me resta de memoria a mis 71 años me sostiene en la afirmación de que NO HUBO DISCIPLINA UNIVERSITARIA que no haya estado representada dentro del TUBA por algún jóven que la estuviese cursando en ese momento.
Nombres, rostros, frases que revelaban la índole de sus estudios; charlas que mantenían entre ellos en las pausas de los ensayos y que yo indiscretamente escuchaba; su llegada con los ojos enrojecidos al cabo de una semana de armar maquetas o devorar bibliotecas enteras de leyes o tratados médicos...hacen que hoy pueda afirmar con plena convicción que el TUBA fue mucho más que un CENTRO DE DRAMA y un TEATRO DE REPERTORIO... fue el UNICO ESPACIO en el que se pudieron encontrar DURANTE NUEVE AÑOS SEGUIDOS, los de arquitectura con los de letras; los de medicina con los de ciencias económicas, los de geología con los de veterinaria; los de filosofía con los de odontología; los de derecho con los de sociología...y ese encuentro, además, tuvo lugar en un ámbito CELEBRATORIO, porque desde el fondo de los tiempos, cuando la ceremonia teatral tuvo su origen en las rondas de los pastores cantándole al advenimiento de las estaciones, a la fertilidad de los cultivos y al sol y la luna...el círculo mágico de la escena siempre fue un lugar de CELEBRACION.
Existe hoy un espacio como aquel del TUBA, donde puedan encontrarse los jóvenes de todas las disciplinas y jugar, jugar sin miedos, sin censuras ni prohibiciones, ese juego maravilloso que es el de “la vida que representa a la vida”, (o sea: el TEATRO)...?
(Las imágenes adosadas al texto corresponden a uno de los espectáculos del TUBA donde la "camaradería escénica" de jóvenes cursantes de distintas carreras es fácilmente apreciable)

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