lunes, 5 de abril de 2010

VALIOSO TESTIMONIO SOBRE DISCEPOLO, "STEFANO" Y EL TUBA POR DENTRO...EN UNA CHARLA CON CHICOS DE SEXTO GRADO DE UNA ESCUELA DE LAFERRERE

Lo que el TUBA hizo por divulgar el teatro nacional fue mucho y mucho también lo que logró llegando a auditorios juveniles que no sólo nada sabían del teatro nacional sino que directamente nada sabían de lo que era el teatro, porque nunca nadie los había llevado a ver una función teatral.
Por eso es importante que figure en este Blog lo que sucedió en septiembre de 1981, cuando estábamos representando “Stéfano”, de Armando Discépolo. Un domingo por la tarde vino a nuestra sala Corrientes 2038 un profesor de una escuela de la localidad de Gregorio de Laferrère.
Quedó tan impactado por lo que el espectáculo le produjo, que al término de la función se acercó a nosotros, diciéndonos que él tenía intención de traer en un micro alquilado (si lo conseguía) a sus alumnos de sexto grado, con la condición que le pudiésemos asegurar que iba a tener disponibles unas cuarenta localidades.
A ver “Stéfano” acudía el público quedándose aun de pie en los pasillos, cuando las 250 butacas de la sala estaban llenas; para esto debían hacer unas dos horas de cola en el inhóspito pasillo de Corrientes 2038 y a menudo la cola se prolongaba por la vereda de Corrientes, doblando una cuadra entera hacia Ayacucho.
Al domingo siguiente, con nuestro compromiso de reservarle las 40 localidades, este profesor acudió con sus alumnos y al final nos quedamos a charlar con ellos.
Me gustaría que quien acceda a este Blog queriendo saber cómo era realmente el TUBA por dentro, se detenga a escuchar esa charla, cuyo registro (incompleto) pongo aquí a continuación, porque empieza siendo una forma de explicar qué es un “grotesco”; luego sigue contando un poco quién era Discépolo, a diez años de su muerte, pero termina siendo (creo, ahora que la he vuelto a escuchar), la mejor descripción posible de qué trataba de ser el TUBA, cómo era su sistema de trabajo, a qué aspiraba y cuales eran (y debieron seguir siendo por muchos años más), sus principios rectores, su ética artistica, su CONDUCTA frente al hecho teatral y frente a la sociedad toda.
(Previo a que la charla comience, se escuchan los instantes finales de la representación de “Stéfano” de esa tarde del 5 de septiembre de 1981):

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