sábado, 17 de abril de 2010

LA NOCHE DE LAS HOGUERAS DE SAN JUAN

En octubre de 1851, Ibsen fue elegido por el Teatro Nórdico de Bergen “para ayudar como dramaturgo”. Una forma de concretar esta ayuda era proporcionar obras para el día de la inauguración del teatro, el 2 de enero, y “La Noche de San Juan” fue la primera obra elegida para ese propósito.
“La Noche de San Juan” se escribió durante la primavera y el verano de 1852. La lectura del tratado de Hermann Hettner sobre "El Drama Moderno", fue el principal estímulo que lo llevó a Ibsen a escribirla. Había encontrado esta publicación reciente en Dresde y la leyó allí. En uno de los capítulos de ese tratado, Hettner habla sobre las comedias románticas de cuentos de hadas, y “La Noche de San Juan” es precisamente un experimento en este género.
William Shakespeare supuso para Ibsen un segundo estímulo importante que debe ser mencionado. Ibsen había visto obras de Shakespeare tanto en Copenhague como en Dresde. En esta última ciudad asistió a una producción de “El Sueño de una Noche de Verano”. Se ve con claridad que esta obra fue una fuente principal de inspiración para que Ibsen escribiera “La Noche de San Juan”.
En la madrugada del 23 al 24 de junio, llega la noche más memorable del año desde los comienzos de nuestra civilización: La noche de San Juan es especialmente mágica, los deseos e incluso el miedo a las sombras de los antepasados, se unen a la tradición y a la alegría de una fiesta que simboliza el culto al sol, a través de numerosos rituales. Se trata de una fecha de origen pagano, aunque luego se cristianizó en honor a San Juan el Bautista.
Para los nórdicos es una velada cargada de simbolismos y de magia. Una fiesta que se extiende por toda Europa y está muy arraigada al culto al sol, tratando de ayudarle a renovar su energía.
La producción del TUBA del año 1982 de “La noche de San Juan” concretó uno de los montajes más bellos de su nutrido repertorio de nueve años. A continuación insertaré un pequeño video con las imágenes del espectáculo, que reflejan (estoy seguro), el clima de ensoñada juventud, de romántica melancolía y de mágicas resonancias, que increíblemente lográbamos que surgiera en aquel precario escenario de Corrientes 2038, nuestra pobrísima “sala propia”.
Una reflexión obligada: Cuánto más se podría lograr hoy en ese mismo lugar, con las posibilidades técnicas de que se ha dotado al Centro Cultural Rojas…y sin embargo, no parece haber intención de emular aquellos montajes del TUBA, tan creativamente inspirados…pero con tantas y tantas carencias materiales para sustentar a la inspiración.

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