viernes, 16 de julio de 2010

DIEZ RAZONES QUE AVALAN LA VIGENCIA DEL TUBA, A 27 AÑOS DE SU DESAPARICION:

PRIMERA: El TUBA (designado por disposición de la UBA como “TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES”), fue y sigue siendo hoy, en 2010, el primer y único Centro de Drama Oficial, en los 89 años de historia de la Universidad del Estado (1821 – 2010).
SEGUNDA: La labor en continuidad durante casi una década (Agosto de 1974 – Septiembre de 1983) ubica al TUBA como la única agrupación de su tipo (Teatro hecho con universitarios), en el contexto de las universidades (tanto la estatal como las privadas), de la Ciudad de Buenos Aires.TERCERA: El TUBA propició la participación de estudiantes de todas las carreras, docentes, no docentes y graduados (fueron alrededor de 1.600 los inscriptos en sus cuadros actorales y escenotécnicos), en una época en que la UBA y sus facultades se hallaban intervenidas y los Centros de Estudiantes clausurados.CUARTA: El TUBA sigue siendo uno de los pocos Centros de Drama (tanto profesionales como independientes), que operó bajo el sistema de TEATRO DE REPERTORIO EN ALTERNANCIA. Llegó a contar con hasta SEIS espectáculos en simultaneidad en su cartelera; la mayor parte de sus producciones escénicas, una vez agotado el tiempo de exhibición en una temporada, eran archivadas con su diseño original en cuanto a decorados y vestuarios, con posibilidad de futuras reposiciones.QUINTA: El TUBA logró convocar a una corriente de público verdaderamente multitudinaria (un promedio de 32.000 espectadores por año), manteniendo siempre el criterio de acceso LIBRE y GRATUITO para el público en general.
SEXTA: El TUBA logró mantenerse en actividad sin apoyo presupuestario alguno por parte de la UBA, (salvo una “caja chica” mensual equivalente a $ 100,- de la actualidad). Todo su bagaje escénico provino de contribuciones espontáneas de sus propios integrantes, su director y fundamentalmente del público, que llegó a donar muebles, valiosos objetos de decoración y colecciones enteras de trajes, sombreros, zapatos, etc., en perfecto estado de conservación.SÉPTIMA: A diferencia de las llamadas “escuelas de teatro”, el TUBA no circunscribió la formación de sus integrantes exclusivamente a la faz “actoral”, sino que (siguiendo el ejemplo de los batalladores “teatros independientes”), apuntó a formar “Hombres de Teatro” (genéricamente hablando), con aptitud para desempeñar todos los oficios que se dan cita en el devenir de una congregación teatral estable. Los resultados de esa formación integral, además, no quedaban restringidos al “aula de aprendizaje”, sino que se volcaban en producciones escénicas de las que el público era natural beneficiario.OCTAVA: Como Teatro dependiente de una Universidad, el TUBA puso todo su empeño en la INVESTIGACION. Resultado de ello fue que la ciudad de Buenos Aires (y unos cuantos lugares del interior del país), conociesen por vez primera autores y obras que nunca antes habían sido abordados por otros elencos teatrales, oficiales o privados. Su tarea divulgadora en el terreno de la dramática universal no ha sido hasta hoy igualada y esto, lamentablemente, ha generado un déficit en la formación cultural de la sociedad argentina.
NOVENA: La organización interna del TUBA, nunca orientada ni supervisada por la Universidad a través de su inerte Dirección de Cultura, fue y sigue siendo un ejemplo de AUTONOMÍA no reglamentada. Ningún “contrato” obligaba a los jóvenes integrantes del TUBA a concurrir a realizar las funciones de fin de semana en la sala de Corrientes 2038 (hoy sede del Rojas), ni a dedicar jornadas enteras a construir decorados o salir por las calles a repartir volantes; sin embargo las 1.163 representaciones que el TUBA concretó en su historia de nueve años se hicieron puntualmente, en los días y horarios prefijados, como si quienes las llevaron a cabo hubiesen sido “personal rentado” de la Universidad.DÉCIMA: Los teatros universitarios proliferan cada vez en mayor número en todas las Casas de Altos Estudios del planeta. Muchos de ellos ostentan una tradición secular y a partir de 1994 hay una Asociación Internacional (la AITU, creada en Lieja, Bélgica) que los vincula y apoya, propiciando la realización de festivales anuales a los que concurren elencos provenientes de los sitios más apartados del Orbe. Es hora ya que la Universidad de Buenos Aires participe de ese movimiento, toda vez que tuvo su propio Teatro Universitario de Repertorio (el TUBA) entre 1974 y 1983 y no hay argumento lógico ni sustentable que impida hoy el reconocimiento de ese antecedente y su continuidad en el presente.

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