jueves, 29 de julio de 2010

ACERCA DE LA COHERENCIA

Rara virtud que se da pocas veces a lo largo de toda una vida, en especial en los hechos que le toca protagonizar a los hombres públicos: la coherencia.
En cuanto a los teatros llamados “de repertorio”, como lo fue el TUBA, los referentes de su vida son los autores y las obras que hayan representado y puedo afirmar sin temor a ser corregido que el TUBA logró mantener la más absoluta COHERENCIA en su repertorio, desde el inicio hasta el final de su historia de nueve años como elenco oficial de la Universidad de Buenos Aires.
Hizo su primera aparición pública, el 30 de noviembre de 1974, en la sala de la entonces Dirección de Cultura de la UBA (Corrientes 2038), con la escenificación del diálogo de Platón llamado “Fedón, o Del alma” y la última de sus representaciones, que tuvo lugar en el Auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, un 18 de septiembre de 1983, fue con “El canto del cisne”, de Anton Chéjov.
Es innegable que, como Centro de Drama de una Universidad, el TUBA se enroló en el Humanismo a partir de la elección de textos que tratasen problemáticas inspiradas en el hombre como modelo.
Entre el inmenso fresco filosófico que Platón nos legara al narrar los instantes inmediatos a la muerte de Sócrates y el esperanzado canto de alabanza a la vida de teatro, que Chéjov pone en boca de ese viejo actor que alguna vez llegó a recitar el “Rey Lear”, estuvieron en los repertorios de las nueve temporadas del TUBA muchos otros humanistas encargados de marcarle el camino recto de la COHERENCIA, tales como Esquilo, Molière, Juan Carlos Ghiano, Calderón de la Barca, Armando Discépolo, Terencio, William Shakespeare o Racine.(La lista es mucho más larga).
Cómo es posible, entonces, que esa COHERENCIA mantenida sin renuncios y a pesar de todas las burdas desviaciones que se le imponían desde el seno de la propia Universidad, no haya privado a la hora de decidir quienes asumieron el manejo de los entes culturales en la Argentina recuperada para la vida en democracia, que el TUBA había sido “cómplice” de la dictadura y por lo tanto merecía el castigo del destierro…?
Del destierro de la Memoria, que es el peor y más atroz de los destierros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario