miércoles, 8 de febrero de 2012

GUILLERMO FILICE: HERMOSO Y VALEDERO TESTIMONIO EL TUYO...!

FOTO DE GUILLERMO FILICE QUE ACABO DE ENCONTRAR EN INTERNET

Cada tanto suelo recorrer hacia atrás este Blog en el que vengo trabajando desde febrero de 2010 en pos de preservar la memoria de lo que fue el TUBA, que intencionalmente la propia Universidad ha tratado de silenciar a lo largo de 29 años. En el capítulo en que narro la visita aquí, a mi “refugio final” en Mar del Plata a pocas cuadras del mar, de Gustavo Manzanal, me encuentro al pie del mismo con un comentario puesto ayer, 7 de febrero de 2012, por Guillermo Filice, que transcribo aquí, a continuación:

“Querido Ariel:
Mi nombre es Guillermo Filice Castro. Leí con mucha emoción esta entrada. No pretendo que me recuerdes ya que mi paso por el TUBA fue muy fugaz, por la última época del mismo. Pero yo te recuerdo muy bien, como lo recuerdo a Gustavo Manzanal; otros nombres ya no tanto, aunque después de observar las fotos que hay aquí he reconocido algunas caras.
Fui partícipe de una experiencia paralela al TUBA, una especie de "curso de ingreso" al mismo; se me escapa el nombre preciso de ese curso. Pero la intención era que una vez "aprobado" el mismo el aspirante pasaría al elenco del TUBA. Lamentablemente eso quedó trunco por las circunstancias ya conocidas. Es más; yo estaba allí el día en el que, grabador en brazo, nos comunicaste lo de tu renuncia, mientras bautizabas -con mucha razón- a las autoridades universitarias como "H. de P. de la cultura!" Después me plegué al grupo que intentó seguir post-cierre. Recuerdo ensayos en tu casa de la calle Pavón con Gustavo Manzanal y otros más, alguna función en la Facultad de Derecho ("Recuerda a Raskolnikov?")...
Te pido disculpas si estos recuerdos te traen dolor pero mi intención primordial era -es- agradecerte como lo hizo Gustavo en su visita a tu casa. Fue una experiencia fundamental que la recuerdo con mucha ternura. Fue el lugar donde descubrí que eso era mi "lugar", donde incluso conocí a gente de la que aun soy amigo (en rigor, sólo me queda uno de esa época!). Y si bien no me dedico al teatro, soy un poeta al borde de los 50 años, 25 de los cuales residiendo en Nueva York. Y de pronto me encuentro mirando hacia atrás y el asombro me embarga, todas las vidas por las que uno pasa. Hacía tiempo que quería dejarte un mensaje, para lo que sirviera. Un saludo muy grande. Y GRACIAS!”

Mi respuesta, si cabe, es esta: Guillermo, te recuerdo muy bien. Fuiste de la partida en aquella descomunal representación en un sótano de la Facultad de Filosofía y Letras, hecha “a escondidas” y “a contramano” de la Universidad unos dos o tres meses después que el TUBA había cerrado sus puertas, en junio de 1983. Puse “descomunal” porque sé (yo no asistí; estaba prohibido) que estuvo repleta de estudiantes sentados en el piso que aplaudieron, patearon y gritaron hasta enronquecer para que el TUBA siguiese existiendo. Eras un chico muy serio, muy respetuoso y (no me averguenza decirlo), muy tierno. Aportabas una especial dosis de melancolía a ese reencuentro de ex compañeros de la secundaria, que era el tema de “Por siempre alegre”, la obrita de Roberto Cossa que quisimos hacer en 1981, pero que llamados anónimos con acento alemán hechos a mi domicilio en la madrugada me advirtieron que era “preferible no intentar so pena de...” y que, acompañada de “El poeta”, de Enrique Wernicke, hizo de esa representación en Filosofía un auténtico acto de apoyo al TUBA, organizado por el Centro de Estudiantes de la Facultad, que en el inminente arribo a la Democracia no volvió a repetirse.
Valoro como no te podés llegar a imaginar en qué medida el testimonio que surge de tu mensaje, porque sin proponértelo me avalás, cuando rememorás que en mi despedida a ustedes, los del “Curso Regular de Drama” (ese era su nombre) definí a las autoridades de la Universidad como “Hijos de puta de la cultura” (vos sos más correcto al escribirlo). Cuando a lo largo de los años he sentido el oprobio de que se me haya considerado algo semejante a un “cómplice de la dictadura militar”, argumentando que mi renuncia de 1983 fue un modo de “desprenderme del Proceso”, sólo he podido atinar a explicar lo que trato de hacer en cada capítulo (o “entrada”) de este Blog. Vos, Guillermo, me acabás de brindar una enorme, gigantesca ayuda. En el momento más amargo de mi vida de hombre de teatro, que fue la muerte del TUBA, no sólo dije eso que vos recordás (lo de “H. de P. de la cultura); dije también (y se lo puede comprobar escuchando la grabación que está al final de la entrada del miércoles 3 de marzo de 2010), que “cuando los jóvenes tuercen su camino, son tratados de delincuentes subversivos, pero cuando son los de arriba los que tuercen el camino de los jóvenes, los delincuentes subversivos son ellos.”.
Una vez más, GRACIAS Guillermo por tu mensaje. Me gustaría “traerte y encontrarte”, como en el poema de Miguel Hernández, pero tal vez sea mejor que mantengamos el respeto y valoración a distancia que silenciosamente hemos mantenido vos, yo y tantos, tantísimos otros de los que no he vuelto a saber nada, durante más o menos treinta años. ¡El Tiempo es un asesino suelto, muy difícil de atrapar...!!!

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