lunes, 14 de junio de 2010

EN BUSCA DE LA PROFESORA QUE SABIA LO QUE HUBIERA HECHO FELIZ A CHEJOV

Anton Pavlovich Chéjov nació un 29 de enero de 1860. En su edición del lunes 7 de junio de este 2010, en que se conmemoran los 150 años de ese nacimiento, el diario Clarín saca una breve nota para hablar de los distintos eventos programados en el mundo teatral de nuestro medio.
Seguramente no habrá entre ellos ningún espacio que recuerde lo que el Teatro Universitario de Buenos Aires (TUBA) aportó en sus temporadas de 1980 y 1982 y que sin embargo el ensayista Heino Zernak ubicó en especial lugar, al referirse a los montajes de obras de Chéjov en la Argentina, en su biografía titulada “El otro jardín” (publicada por Eudeba y hoy agotada).
Dentro del nutrido repertorio del TUBA, puede decirse que Chéjov ocupó un sitial de preferencia. La “Chejoviana I”, de 1980, incluyó “La gaviota”; “Petición de mano” y la adaptación, a modo de pantomima, del cuento “La novela del contrabajo”.
La “Chejoviana II”, de 1982, incluyó “Un trágico a la fuerza” (que ya se había hecho en 1981 junto a “La sombra del valle”, de Synge); “El canto del cisne”; varios momentos de “El jardín de los cerezos” y la escenificación de los cuentos “Una corista”, “Un carácter enigmático” y “El malhechor”.
Con “El canto del cisne” el TUBA (que cerró las puertas de su sala en Corrientes 2038 en junio de 1983), llevó a cabo en septiembre de ese mismo año su última presentación pública, en el Auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA.
Entre los miles de encuestas de opinión que el público dejaba a la salida de las funciones del TUBA durante sus nueve años de vida, quedó una (milagrosamente salvada de la vorágine de destrucción que se operó en la Dirección de Cultura cuando finalmente logró sacarse de encima al “molesto” TUBA), que tiene un especial significado en este año de celebración en memoria de Anton Chéjov.
En un pequeño recuadro al final de la hoja, (y con relación a la “Chejoviana II), una profesora de literatura de 35 años escribe: “CHEJOV ESTARIA FELIZ DE PODER PRESENCIARLA”.
Han transcurrido desde entonces veintiocho años, de modo que esta profesora debe tener hoy unos 63. Qué lindo sería que, recorriendo los vericuetos de este “jardín sin fronteras” que es la Web, esa profesora de literatura (seguramente activa aun), descubra este Blog y la imagen de su encuesta.
En ese caso, la permanencia en el tiempo del olvidado TUBA estaría asegurada…con el inefable Anton Chéjov como oficiante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario