viernes, 5 de diciembre de 2014

EL FUTURO ROBADO

El libro de Mariano Ugarte sobre el TUBA fue presentado. Entre Mariano y yo todas las “discrepancias” están aclaradas. Su extenso mensaje de ayer, que me pide no trasladar a este Blog, es un sólido testimonio de respeto y convicciones. Y yo, que siempre busqué en los jóvenes que me tocó formar y conducir en el mundo del teatro, el respeto por mis indoblegables convicciones, no puedo hacer otra cosa más que concederle a Mariano Ugarte, convencido hasta el tuétano de su enfoque de lo que fue el TUBA, mi respeto por su trabajo y renovar mi admiración por su valiente tosudez. Subsiste otra cuestión, ajena por completo al libro de Mariano y que merece ser puesta hoy sobre el tapete, aunque hayan transcurrido ya tres largas décadas desde el forzado cierre del TUBA en 1983: SU FUTURO ROBADO, al no haberse hecho nada por recuperar su continuidad como TEATRO DE REPERTORIO, en tiempos de definitiva Democracia en la Argentina, aseguradores de que no volvería a sufrir las censuras y prohibiciones del pasado. Y aquí sí necesito referirme de nuevo al libro de Mariano Ugarte. El libro se llama “Antes del Rojas, ¿qué?”, como si el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, creado por la UBA poco tiempo después de haberse cerrado el TUBA, en el mismo edificio de Corrientes 2038, hubiese sido una suerte de continuidad –aunque con un estilo absolutamente diferente-, del organismo teatral precedente. Nada que ver, por favor…!!! El TUBA, a la par de sus hermanos mayores (tremendamente mayores) que fueron durante los nueve años de su existenicia el Teatro Nacional Cervantes y el Teatro Municipal San Martín, cultivó un repertorio universalista, en el que autores como Sófocles, Moliere o Chéjov eran “asiduos concurrentes”. Devenida la era democrática en Argentina, tanto el Cervantes como el San Martín siguieron cultivando el mismo estilo de repertorio, con mayor libertad desde luego, pero sin abandonar su dedicación a los grandes nombres y obras de una dramática universalista, a fuerza de ser intemporal. En cambio el TUBA, al no ser reabierto al llegar la Democracia, no pudo seguir abordando su habitual repertorio universalista, en el que Sófocles, Moliere o Chéjov pudieran haber seguido estando. Por consiguiente, “el Rojas” no reemplazó al TUBA ni el TUBA fue “lo que hubo antes del Rojas”. No vale la pena que me ponga aquí a reseñar la cantidad de títulos que el TUBA tenia en carpeta para incluir en sus repertorios futuros. Ninguno de esos títulos fue (NI SERÁ, ESTOY SEGURO)abordado por los que hicieron y harán teatro en el Rojas. No lo serán nunca, porque el teatro que se practica en el Rojas es otra cosa, mejor o peor, pero nada que ver con el TEATRO DE REPERTORIO que se sigue haciendo en el San Martín o el Cervantes y que constituye ese FUTURO ROBADO –vaya a saberse por qué motivos-, a un centro de drama donde el arte teatral fue celebrado con tanta pasion y entrega, como lo fue el Teatro de la Universidad de Buenos Aires (el TUBA), el que transcurrió entre mediados de 1974 y mediados de 1983. Baste mencionar un solo título, que el TUBA tenia preparado para su demorado estreno, en su abortada temporada de 1983: “El gajo de enebro”, de Eduardo Mallea. Hay mucho material en los comienzos de este Blog sobre la importancia de Mallea como ferviente defensor del sentido americanista que hoy ha encontrado concreción en la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas), pero me temo que “El gajo de enebro”, obra capital de nuestra dramática nacional, no ha de arribar nunca a la escena del Rojas. Puede que lo haga al Cervantes o al San Martín, pero el mérito de su estreno debiera haber sido del TUBA, si su futuro no le hubiese sido robado.

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