jueves, 25 de octubre de 2012

ECOS SONOROS DEL TUBA: LA LEYENDA DE LA GRULLA Y EL TEMA DE LA CODICIA


Junji Kinoshita, nacido en Tokyo en 1914, ha influído decisivamente en la conformación del teatro japonés moderno, pese a sus arraigos en Shakespeare y en los cuentos populares antiguos. En su temporada de 1980, inaugurando la sala experimental en el gimnasio en desuso del último piso del edificio de Corrientes 2038, el TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES montó, junto a otros seis espectáculos en alternancia, una obra de Kinoshita: “La grulla crepuscular”, inspirada en la leyenda medieval de la grulla herida, que al ser salvada por un campesino, se transforma en mujer para acompañarlo. La tierna historia de gratitud y amor termina desvirtuada por la codicia del campesino, que le exige a su esposa-grulla que teja una tras otra, sin parar, telas con sus propias plumas, para ser vendidas en el mercado de la ciudad. Con la última tela y casi sin fuerzas para poder remontar vuelo, la grulla-mujer abandona a su esposo-hombre, que paga el precio por su codicia demasiado tarde y sin comprenderlo.
Fue para el TUBA una experiencia más (muy bella en su concreción escénica), en pos de abordar estilos y géneros inexplorados o escasamente transitados por otros centros de investigación en el terreno de la dramática.
Teníamos una grabación completa de “La grulla”, pero hoy sólo quedan los escasos instantes finales de una representación de agosto de 1980. Unos ínfimos minuto y medio, que pueden servir aún de testimonio sobre la validez de este tipo de propuestas innovadoras, por parte de un centro de drama universitario tan combatido y negado no sólo en sus aciertos artísticos, sino en toda su existencia misma de nuevo años de labor en continuidad.

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