martes, 10 de enero de 2012

LOS DESTINOS...

LOS JÓVENES DEL TUBA RINDIENDO HOMENAJE AL SAINETE RIOPLATENSE, EN EL TEATRO SAN MARTÍN DE BUENOS AIRES, EN 1975. CUAL HABRÁ SIDO EL DESTINO DE CADA UNO DE ELLOS DESPUÉS DEL TUBA...?

Un globo terráqueo que gira constantemente me da cuenta todos los días de cuántos son los países en los que la Historia del Teatro de la Universidad de Buenos Aires está siendo consultada. Ya son unos 44 los lugares del orbe en los que esa historia parece interesar. Curiosamente, las consultas son más asiduas desde América Latina, Europa e inclusive Asia que desde la propia República Argentina, donde esa historia transcurrió a lo largo de nueve años seguidos, entre 1974 y 1983.
A menudo recibo mensajes, algunos en lenguajes que no puedo traducir, alentándome a seguir escribiendo sobre cómo fue el TUBA. Creo haberlo contado todo ya, en los capítulos que parten de febrero de 2010 hasta fines del 2011. Si bien la narración es fragmentada, es evidente que cada fragmento genera diversos interrogantes en quienes los consultan. Confío en que la traducción literal que se haga en algunos lugares muy remotos conserve al menos la esencia del contenido de los textos, para lo cual he tratado en todos los casos de aportar imágenes que corroboren la autenticidad de las circunstancias narradas.
Quiero que comprendan, aquellos bienintencionados del mundo que me instan a seguir agregando capítulos al Blog, que cada vez que lo hago experimento el mismo dolor que produce el evocar cosas o personas que se han muerto para uno (o dentro de uno), hace muchísimo tiempo.
Ese dolor está relacionado con el tema de los destinos.
Cuál hubiera sido el destino del TUBA si las personas a quienes se confió la creación del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, a fines de 1984, justo en el mismo lugar físico en el que el TUBA había hecho su historia, hubiesen considerado necesario que esa historia continuase...?
Y detrás de ese interrogante, si se quiere, de orden institucional, está el otro, o más bien: los otros interrogantes, en relación con cada uno de aquellos jóvenes que habían formado parte del TUBA, brindando tanto esfuerzo, tanta dedicación desinteresada, tanto idealismo de buena ley...
Salvo dos o tres casos puntuales, que siguieron en la brega del teatro de compromiso social, no hubo continuadores de la labor divulgadora del TUBA entre aquellos cientos de jóvenes que poblaron sus talleres y su escenario, durante los sacrificados, difíciles años de su existencia.
Nadie asumirá nunca, ni antes ni ahora, la responsabilidad de esos destinos bifurcados; de esos destinos modificados. Cuando me entero de alguno, que está haciendo teatro muy lejos de Buenos Aires, en Polonia, España, en Colombia o en las tórridas tierras del Caribe, me pregunto: Cual habría sido su destino si el TUBA hubiese podido continuar dentro del Rojas o en algún claustro, aula o gimnasio de la Universidad de Buenos Aires, donde nació a mediados de 1974...?
Los destinos... Cuántos interrogantes y qué enorme vacío de respuestas que los acallen...
Yo mismo, a mis casi 72 años... cómo habría sido mi vida, que soporta ya un vacío de 27 años sin teatro hecho con jóvenes y sin teatro de ninguna naturaleza, habiendo renunciado hace mucho a la posibilidad de un retorno a la que debió haber sido mi vida hasta el final: LA VIDA DE HOMBRE DE TEATRO, DE OBRERO DEL TEATRO...?
Como dijo acertadamente Néstor Kirchner (y su definición exime de más inútiles palabras): “Fuimos una generación diezmada”.

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