sábado, 10 de diciembre de 2011

LOS “TRAPITOS” Y “EL TUBA”: DOS REALIDADES DE UNA GRAN CIUDAD: BUENOS AIRES

Anoche escuché una reflexión en boca de uno de los panelistas del programa “Duro de domar” que logró aclararme de una vez por todas una suerte de “incongruencia” respecto de lo que significó en su momento reemplazar la existencia del TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, con nueve años de historial a cuestas, por el proyecto CENTRO CULTURAL RECTOR RICARDO ROJAS, en el mismo edificio de la UBA, en la avenida Corrientes 2038.
Analizando la intención del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de suprimir la actividad de los llamados “trapitos” (o sea: los desocupados que se dedican a cuidar los automóviles estacionados a cambio de una propina), este panelista de uno de los pocos sitios televisivos “sin pelos en la lengua” dijo más o menos esto: “Es un absurdo pretender que los trapitos no existan más, porqué ESTÁN desde hace mucho y son una REALIDAD que no se puede suprimir de un día para otro.”.
Imaginemos que de pronto el último director del Rojas renuncia (como fueron renunciando tantos a lo largo de los 25 o más años de su existencia) y entonces la Universidad de Buenos Aires decide reemplazarlo (al Rojas) por un “teatro de repertorio” (a la manera de lo que fue el TUBA). Qué diría la opinión pública...?: “Es un disparate.El Rojas existe desde décadas; es un ámbito cultural multifacético; allí se dictan cursos, se hacen exposiciones, debates, cine, música, circo, teatro...montones de cosas, que no pueden ser reemplazadas de la noche a la mañana sólo por UN TEATRO DE REPERTORIO...!”.
Volvamos a 1984, año en que se crea el Rojas. El TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES existía todavía, al menos en teoría. Mi renuncia de junio de 1983 al cargo de Director Titular fue relativizada desde el Rectorado de la UBA. “El Teatro va a seguir existiendo”, afirmó en un comunicado que tomó estado público a través de los diarios el Rector de la Universidad.
Sin embargo la existencia del TUBA fue extinguida de raiz al ponerse en su lugar el Centro Cultural Rojas. El TUBA, como “los trapitos”, existía de hecho (era una REALIDAD), desde hacía mucho tiempo: nueve años de actividad permanente no son moco de pavo.
Al TUBA acudía una enorme corriente de público, que podía disfrutar de ver teatro en forma GRATUITA, con hasta SEIS espectáculos en alternancia en un mismo fin de semana. Eso desapareció al aparecer el Rojas. La perspectiva en materia cultural de quienes crearon el Rojas fue, sin duda, mucho más amplia y abarcativa que la que hubiera tenido el hecho de mantener en actividad sólo un TEATRO DE REPERTORIO, pero convengamos que no es entendible porqué ese criterio de “amplitud” no pudo “abarcar” también la continuidad del TUBA...
Recién anoche, veintiocho años después de no entender y no poder aceptar porqué la Universidad de Buenos Aires no había conservado al TUBA como parte del contexto del Rojas, un panelista de “Duro de domar” (cuyo apellido creo que es Hamilton), me dió la clave al definir la eventual supresión de “los trapitos” como “una absurda pretensión de negar la REALIDAD”.
El TUBA y “los trapitos”, en definitiva, han terminado siendo víctimas de una suerte de desangelado elitismo, que no ve con buenos ojos lo que significa intrínsicamente la palabra PUEBLO.

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