Primeros días de agosto de 1974, cuarenta años atrás.
Una compañera de la oficina en la que yo -Ariel Quiroga-, trabajaba desde los 18 años, sabía que me estaba dedicando al cine en Super-8 y que acababa de terminar un largometraje en ese sistema: la adaptación del cuento de Horacio Quiroga "El solitario".
Esta compañera quiso que me entrevistase con un antiguo jefe, un bioquímico que acababa de ser nombrado Director de Cultura en la Universidad de Buenos Aires, para que se pudiese proyectar allí, en esa dependencia de la UBA, mi película.
Acudí a la entrevista con los tres rollos de "El solitario" bajo el brazo y mientras esperaba ser atendido me surgió la idea de volver a un proyecto que me obsesionaba desde comienzos de los años sesenta: la creación de un Teatro Universitario.
Lo habíamos intentado allá por 1961 junto con Emilio Stevanovich, el único crítico teatral del que fui realmente muy amigo, pero no fue posible concretarlo. En la Facultad de Derecho, donde estuvimos, los centros de estudiantes de distintos bandos andaban por entonces a los tiros y una encargada del área de extensión cultural (omito su nombre por respeto, porque ha fallecido), fue la que nos dijo aquella "genialidad" de: "Aquí, en esta facultad, no se puede hacer nada, ni de teatro ni de música, porque de inmediato copan los comunistas, que son los únicos que se interesan por la cultura".
En aquel agosto de 1974 la Universidad estaba cambiando de rumbo: de la extrema izquierda pasaba a ser manejada por la extrema derecha. Jamás un término medio en cuanto a lo ideológico dentro de los claustros...
Yo cumplía 34 años en aquel agosto de 1974 y tenía a mis espaldas un considerable bagaje de experiencia como hombre de teatro.
Había sido actor, escenógrafo y principalmente director de escena. "El mejor puestista de Buenos Aires", como me rotuló Alejandra Boero, con quien compartí años de lucha en aquel baluarte del teatro de compromiso social que fue Nuevo Teatro.
Unas cuantas producciones del período 1967 - 1970 me habían, dicho esto con cierto "escozor", consagrado como un director de avanzada. "Sus puestas en escena -escribió Rómulo Berruti en el poco confiable matutino Clarín-, abren nuevos rumbos en las formas de concreción del hecho escénico".
Había un problema, sin embargo, frente a la posibilidad de que yo pudiese llevar a cabo un proyecto teatral dentro de la Universidad: carecía de título universitario y ni siquiera tenía terminado el ciclo secundario.
Es que jamás pude llegar a rendir física, química y matemáticas de cuarto año y hoy, a mis 74 años, sigo siendo un bachiller sin recibir.
Fui llamado al despacho de aquel flamante "director de cultura". No hablé nada de mi película "El solitario" y sin medir las consecuencias (que fueron por igual muy buenas y muy malas), lancé la propuesta, que fue enunciada así, con estas mismas palabras: "Me gustaría formar un Teatro Universitario de Repertorio".
Pocos meses más tarde, ese titubeante, indeciso, temeroso elenco de Teatro Universitario, hacía su primera presentación ante el público: el 30 de noviembre de 1974, con la escenificación que otros cuarenta años atrás se había hecho en la Facultad de Derecho, a las órdenes de Don Antonio Cunill Cabanellas, del diálogo de Platón llamado "Fedón, o Del Alma".
Pero para saber como se consolidó, con la prepotente fuerza de un volcán en erupción, lo que llegaría a ser, hasta hoy, el único Teatro de la Universidad de Buenos Aires en toda su historia, hay que adentrarse en los meollos de este Blog, incursionar en los años y meses donde se alojan sus capítulos, sus imágenes, sus videos y sus testimonios sonoros, y entonces sí, preguntarse en todo caso:
¿Por qué ese teatro, que el público colmó en todas sus 1.163 representaciones con acceso gratuito, fue tan combatido, censurado y aniquilado por la propia Universidad que le dio su nombre...?
¿Por qué, luego de su febril trayectoria de nueve temporadas consecutivas, con tantas obras y autores de valía dados a conocer, tuvo que cerrar sus puertas en junio de 1983...?
¿Y por qué nadie intentó continuar su historia o crear otro "Teatro de la Universidad de Buenos Aires", en estas más de tres décadas en las que la UBA cuenta con el moderno Centro Cultural Rojas...?
El video insertado a continuación de todos estos interrogantes, (que la Universidad de Buenos Aires se resiste a contestar), es un apretado resumen de lo que logró llevar a cabo aquel Centro de Drama universitario, con la participación, denodadamente febril, de unos 1.600 jóvenes estudiantes, docentes y graduados, que rindieron su desinteresada pasión al culto de Talía.
Estimado, estoy leyendo su blog y se me ocurrió realizarle una consulta particular. Estoy buscando información sobre Pedro Asquini, particularmente una obra que realizó en 1972 llamada "Operativo Pacem in terris", le quería preguntar si usted por casualidad la vió o la recuerda. Muchas gracias por su ayuda
ResponderEliminarAgustin