miércoles, 4 de abril de 2012
LA CARTA DE LIEJA Y EL TUBA
FRENTE DE LA UNIVERSIDAD DE LIEJA, EN LA FOTO.
Si la “Carta de Lieja” fuese adoptada por la Universidad de Buenos Aires (Argentina) como principio rector de sus actividades extracurriculares en el terreno de las artes escénicas, tal vez un nuevo TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES podría surgir y sumarse al contexto de los miles de agrupaciones teatrales universitarias que participan hoy (desde hacen 18 años) de los encuentros a nivel mundial que conjugan el desarrollo y la promoción del milenario hecho escénico.
La “Carta de Lieja” es el documento fundacional de la Asociación Internacional del Teatro en la Universidad (AITU), creada en Lieja (Bélgica) en el año 1994. La AITU está presente en todos los continentes y cuenta en la actualidad con miembros en más de 50 paises.
La historia del TUBA (el TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES) que este Blog viene desmenuzando a partir de febrero de 2010, tuvo lugar a lo largo de nueve años ininterrumpidos, entre mediados de 1974 y casi fines de 1983. Lamentablemente, cuando la AITU se crea, el TUBA ya hacía ONCE años que había dejado de existir, agobiado por la persecución y las detracciones de que había sido objeto permanente durante toda su heroica trayectoria como TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO.
“Con la riqueza de su diversidad -reza la Carta de Lieja-, la AITU no tolerará ninguna discriminación de orden político, nacional, linguístico, racial, confesional, sexual o de otra clase”.
Es indiscutible que el TUBA fue discriminado, perseguido y finalmente obligado a autoclausurarse, en virtud de coexistir en tiempos de rígida censura implantada por gobiernos dictatoriales en Argentina, pero también es evidente (y sucesivos documentos aportados por este Blog lo demuestran en forma irrecusable), que la discriminación y censura respecto de la memoria de su existencia ha continuado a lo largo de los 29 años de democracia sólidamente afianzada en el pais.
Su lucha por subsistir en medio de enormes y hasta absurdas precariedades; su defensa del pensamiento plural, libre de condicionamientos, a través de los autores que asumió representar y su
contribución al crecimiento cultural y a la afirmacion ética de cientos de jóvenes que formaron parte de sus talleres de investigación y de sus 1.163 representaciones públicas brindadas, con acceso gratuito, merecerían un lugar en la reseña histórica de la Universidad de Buenos Aires; lugar que hasta hoy le ha sido empecinadamente negado.
La “Carta de Lieja” afirma la especificidad del teatro en las universidades. El TUBA cumplió “a priori” con este precepto, ejerciéndolo con empecinada convicción a lo largo de casi una década. Tan pretencioso es que se le reconozca haberlo cumplido...?
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