viernes, 4 de enero de 2013

"NUESTRO" CHÉJOV

Lo abordamos por primera vez en nuestra sexta temporada, o sea: la de 1980.
Quisimos acercarnos a él de un modo amable, sencillo, sin ningún dejo de esa especie de “solemnidad” que él mismo le criticaba a Konstantin Stanislavski, el hombre de teatro que lo dió a conocer y que tanto contribuyó a cimentar su fama.
Desde el escenario del Teatro de Arte de Moscú, creado pensando en el pueblo más que en el público aristocrático, un médico rural llamado Anton Pavlovich Chéjov mostró al mundo un nuevo lenguaje dramático basado en la naturalidad del actor para expresar de manera adecuada las tribulaciones y los sentimientos más recónditos del alma humana, esos que guardan estrecha relación con la atmósfera de los atardeceres y el sonido del viento entre las ramas del cerezal.
Seguramente he hablado mucho a lo largo de este Blog de lo que fueron nuestras experiencias con el lenguaje lúcidamente irónico y cautelosamente sentimental del desconcertante Chéjov, porque en nuestras “Chejovianas I y II” (de 1980 la primera y de 1982 la segunda), conseguimos que el público (no sólo de la ciudad de Buenos Aires sino de muchos lugares del interior), lo asimilase como a alguien de su propia idiosincracia y depusiese ese absurdo distanciamiento de los que consideran que tratar de “usted” (por ejemplo), es sinónimo de respeto.
En alguna entrada o capítulo de este Blog está la foto de la carta de una espectadora, que respecto de nuestra “Chejoviana II” escribió: “CHÉJOV ESTARÍA MUY FELIZ DE HABERLA VISTO”.
“Nuestro Chéjov”, el que hicimos en el Teatro de la Universidad de Buenos Aires en 1980, 1981, 1982 y 1983 fue tan paradojalmente tragicómico, como el hecho de que su ataud, llevado a Moscú en un tren de carga que transportaba ostras frescas, fuese recibido por equivocación por una banda militar que esperaba el arribo de otro ataud, el de un general caído en la guerra contra el Japón.
Por estos días encontré un video de un homenaje que se le realizara a la actriz Olga Knipper (que tardíamente fue su esposa), en el escenario del Teatro de Arte de Moscú. Si me permiten, lo voy a insertar aquí. Tiene un clima particularmente festivo y nostálgico a la vez, como eran por lo general nuestras fiestas de fin de temporada en el escenario del TUBA.



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