domingo, 29 de enero de 2017

LOS RECUERDOS DE DANIEL HADIS... ¿Y EL RESTO DE AQUELLOS OTRORA JÓVENES INTEGRANTES DEL TUBA...?

Séneca, mi filósofo favorito de la antigüedad, menciona el tema de los recuerdos en su “Brevedad de la vida” y dice: “Los recuerdos, tu única pertenencia, acudirán a tu memoria cuando más los necesites y ni bien los convoques”. (Ojo: lo acabo de escribir a mi manera; traductores mediante, vaya a saberse si Séneca lo expresó exactamente así). Lo cierto es que los recuerdos nos acompañan toda la vida y por eso debe ser muy triste cuando las personas pierden la capacidad de recordar. Por aquel TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (el TUBA), pasaron cientos de jóvenes estudiantes de todas las carreras, que por el lapso de una semana, un mes o de varios años, prestaron su fervor, su incontaminado ENTUSIASMO, al servicio de un TEATRO DE REPERTORIO, que no paró un solo día durante nueve años, de montar espectáculos para ofrecerlos gratuitamente, descubriendo autores ignorados o celebrando a los consagrados de todas las épocas y todos los estilos. En estos días he recibido el testimonio de los recuerdos de uno de aquellos otrora “jóvenes apasionados del TUBA”: el de Daniel Hadis, el que abrió la brecha de incorporar, en 1982, a autores universitarios con su “El día que mataron a Batman”, una urticante burla a los adoradores de los héroes impuestos en nuestras latitudes Sudamericanas, por las revistas de comics elaboradas por las mentes demenciales de los fabuladores del Norte. Voy a reproducir a continuación lo que me ha escrito Daniel Hadis, generándome la incógnita de poder saber qué recuerdan de aquel lejano TUBA todos cuantos en sus talleres y su escenario, depositaron tanta entrega de PASIÓN AL SERVICIO DE LOS DEMÁS, en tiempos en los que la persecución y la muerte eran la única “pasión” posible para los crápulas genocidas: “Mi MUY QUERIDO Ariel: Periódicamente entro al Blog en búsqueda de tus andanzas "escritóricas" (más que literarias). Invariablemente leo los nuevos posts, pero también vuelvo a releer una y otra vez más los anteriores; y cuando me topo con aquellos que refieren a mi breve estancia (1981/83, creo) y con rostros conocidos, me suceden tres cosas: Mis ojos se humedecen, me corre un escalofrío por el alma y se apodera de mi ánimo una nostalgia infinita. "Sólo cuando se es viejo se tiene derecho a vivir de recuerdos", dijo alguien. ¿Estaré viejo entonces? Digo, porque los recuerdos que se me vienen a borbotones uno tras otro, de momentos extremadamente felices, del éxtasis orgásmico de sólo traspasar aquella pesada y herrumbrada puerta de calle del 2038 no se han repetido, ni se volverán a repetir ya nunca jamás. Quien no pisó aquel escenario por el que daba cierto temor caminar (temor de que se cayera a pedazos, digo). . . ¿podrá emocionarse como yo lo hago al leer tus historias? No sé. No lo creo. Extraño mucho, MUCHO aquellas noches de ensayos, de armados, de limpieza, de volanteadas cagándonos de frio los viernes de invierno... mis trasnoches esperando horas sentado en Radio RIvadavia a Miguel Angel Merellano, en Mitre a Alejandro Mancini o en Continental a Jorge Beillard... para que me dieran 5 minutos para hablar del Tuba; y al otro día tempranito a laburar!!! A mis casi 63 volvería a hacerlo!!! Y eso es lo bueno, Ariel, ¡¡¡ Que volvería a hacerlo !!! Creo que en un afán egoísta: Sólo para volver a sentir aquel éxtasis orgásmico del que te hablé. Bueno, "me fui de mambo" como dicen los pendejos.”. GRACIAS DANIEL HADIS, por recordar al TUBA y respecto a tus dudas sobre si aquello podría repetirse hoy, esa es precisamente mi testaruda incógnita: ¿POR QUÉ NADIE SE LARGA A HACER OTRO TUBA O ALGO QUE SE LE PAREZCA, EN LUGAR DE PERDER EL TIEMPO EN TRATAR DE HACERSE FAMOSO EN LA TELEVISIÓN…????.

ALBERTO WAINER: AUN DESDE EL EXILIO, UN FORJADOR DEL TUBA

Del capítulo anterior de este Blog, referido al “tiempo perdido de los jóvenes en Argentina”, recibí algunos comentarios que vale la pena que estén presentes aquí, por su significado. Uno de esos comentarios me llegó vía correo electrónico, de parte de Alberto Wainer y lo transcribo seguidamente: “Leí la continuación de ese viaje por el mundo de tus recuerdos, que constituyen una crónica del TUBA. Me enorgullece ser parte de todo eso y, a la vez, haber sido sustraído de su realización. Seguí, no parés de recordar, que todos recordamos y viajamos con vos. Un abrazo Ariel. El jueves cumplí 78 años ¿Y vos hablás de viejo?”. Es importante que Alberto Wainer me escriba, porque Alberto Wainer ES importante. Puede leerse su extensa trayectoria literaria en el sitio http://albertowainer.com/, pero además Alberto Wainer TAMBIÉN es importante por su inabdicable militancia política, que lo llevó al exilio precisamente en esos años en los que la muerte y el miedo sojuzgaron a la Argentina. Los que hicimos el TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (el TUBA), queremos mucho a Alberto Wainer, porque en un teatro de repertorio que bajaba las obras de cartel por simple programación previa, o sea: un teatro que no buscaba “éxitos de taquilla”, simplemente porque en el TUBA el ingreso de los espectadores era LIBRE y GRATUITO, Alberto Wainer nos proporcionó –sin él saberlo, porque estaba en España, exiliado-, uno de los “grandes éxitos” –sobre todo en cuanto a concurrencia de jóvenes-, de la historia del TUBA. El curioso título que agrupaba dos obras cortas de disímil estilo: “CORRETE UN POCO”, debía tener algún tipo de “gancho” para aquella muchachada de los años setenta, privada de todo lo que pudiese ser tenido por “transgresor” por las infames hordas de la dictadura y evidentemente ir a ver algo, sin pagar un centavo, que se llamase “CORRETE UN POCO” y encima, en un teatrucho hecho por universitarios… bueno, hizo que se volcasen verdaderas multitudes de jóvenes a nuestra pequeña salita de Corrientes 2038 y fue ese el motivo por el cual “CORRETE UN POCO”, que figuró en la cartelera del TUBA de 1976 (un año desafortunado por el golpe de estado del 24 de marzo), volviese con la misma puesta en escena pero diferentes actores, en la temporada de 1979. ¡Y SIEMPRE CON EL MISMO ÉXITO…!!! Un éxito que vale la pena destacar, porque no era producto de costosas promociones ni de haber nombres “rutilantes” en el cartel. Era el éxito incomparable del “boca a boca”, al punto que en la oficina pública donde trabajé 46 años (¡pobre de mí!), vino un día una compañera, “la vieja Pérez” (que era una gallega genial) a comentarme que su nieto había ido a ver una obra que lo había encantado, que se llamaba “Correte un poco”. No le aclaré a la vieja Pérez, a la que le hacíamos todas las maldades habidas y por haber (y que le encantaban, porque era una vieja pícara), que esa obra que le había gustado tanto a su nieto la dirigía yo, en el “glorioso” (aunque pobre de solemnidad) TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES (el TUBA). Gracias, enormes y emocionadas Gracias, Alberto Wainer y felices e inclaudicables 78.

viernes, 27 de enero de 2017

EL TIEMPO PERDIDO DE LOS JÓVENES EN ARGENTINA

Los nacidos en Argentina a partir de 1983 son jóvenes todavía. Tienen 33 años, o 25 o apenas 16, si nacieron en el 2000. Ninguno de ellos conoció la dictadura, la horrenda dictadura que empezó a gestarse antes del 24 de marzo de 1976 y que permaneció hasta casi fines de 1983. No haber vivido en dictadura los salvó de morir, de sufrir torturas y vejaciones, de haber sufrido la desaparición de sus padres, o de sus hermanos o de sus amigos, o de sus profesores o de los hombres y mujeres de pensamiento esclarecido, que intentaron luchar contra esa dictadura. Pero también los privó de algo importante: EL TENER IDEALES POR LOS CUALES VIVIR PELIGROSAMENTE. Los jóvenes que hoy van a las fiestas electrónicas para jugar a la ruleta rusa con las drogas sintéticas o con el alcohol; los que se anotan en cuanto reality en el que puedan dar rienda suelta a sus represiones sexuales o su afán de exhibicionismo… no saben lo que es verdaderamente el miedo, la sensación constante de sentir que se está siendo espiado, seguido, amenazado. Los cientos de jóvenes que durante casi una década compartieron los talleres de fabricación de espectáculos del TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES y que cada noche salían por las calles del centro de Buenos Aires a repartir sus volantes impresos clandestinamente, sabían que esos autitos de la policía que los seguían a marcha lenta, podían ser los que los transportasen a “eso” de lo que se hablaba en voz baja y que no se sabía del todo bien si realmente existía o eran producto de la imaginación: los centros clandestinos de detención, que recién después de asumir el primer gobierno democrático, el del Dr. Raul Alfonsín, se supo que eran, que habían sido, una tenebrosa realidad. De ese TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO, surgido prácticamente de la nada a mediados de 1974, en un edificio en ruinas de la Universidad de Buenos Aires sito en la Avenida Corrientes al 2038, surgieron obras de Terencio, Moliere, Ibsen, Roberto Cossa, Florencio Sánchez, Shakespeare, Esquilo, Lope de Rueda, Armando Discépolo, Pedro Calderón de la Barca y decenas de autores más, clásicos y modernos… se concretaron en nueve temporadas consecutivas 1.163 representaciones con acceso libre y gratuito… giras a universidades y centros culturales del conurbano y el interior… y todo ello llevado a cabo bajo un clima de severa vigilancia, de aberrantes censuras (como la “Woyzeck” de Georg Büchner en 1978, por adjudicársele la intención de “propender a la infiltración marxista”), de agobiantes detracciones, como el incendio de todo el material literario, de vestuarios y elementos de utilería, en 1979… Los jóvenes de hoy en Argentina tienen la posibilidad de volcar su pasión por hacer y su entusiasmo por realizarse, en algo más altruista pero también más significante, que anotarse en realitys para intentar ser “famoso” y ganar alguna plata por un ratito… tienen la posibilidad de edificar TEATROS UNIVERSITARIOS DE REPERTORIO, como lo fue el TUBA, pero sin la aplastante sombra de una dictadura sobre sus cabezas. ¿Qué están esperando para largarse a hacerlo…? Háganlo de una vez por todas y no esperen que nadie les regale nada. El TUBA se hizo sin nada y llegó a ser un Teatro con mayúsculas. No lo olviden: EL FUTURO ES DE USTEDES, PERO POR PREPOTENCIA DE TRABAJO.