jueves, 18 de febrero de 2016

A CUARENTA AÑOS DEL DEBUT DEL TUBA EN EL CERVANTES, CON SU PRIMER REPERTORIO

Pronto se van a cumplir cuarenta años de la presentación en el Teatro Nacional Cervantes del TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES con su primer repertorio: “LA SUEGRA”, de Terencio; “LOS CAUTIVOS”, de Plauto y “EL DÍSCOLO”, de Menandro. Ningún elenco nacional, ni siquiera la ilustre Comedia Nacional dirigida por Don Orestes Caviglia (1956 – 1960), había logrado hacer “REPERTORIO” (varias obras en simultaneidad en una misma temporada), algo que era habitual en las presentaciones de elencos extranjeros, tanto en el Cervantes como en otras salas oficiales y privadas de la Ciudad de Buenos Aires. Compañía francesas, como el Teatro de Francia, dirigido por Madeleine Renaud y Jean Louis Barrault o el TNP (el Teatro Nacional Popular), dirigido por Jean Vilar, con María Casares y Gerard Philppe a la cabeza, o compañías inglesas, como el Old Vic o italianas, como el Piccolo Teatro de Milán, dirigido por Giorgio Strehler o el elenco itinerante dirigido por Vitorio Gassmann, venían a Buenos Aires con hasta seis obras en su REPERTORIO, que se daban alternadamente en una misma semana. Ese TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES que inauguraba nombre propio al presentarse en el Cervantes, abriendo la temporada del año 1976 del gran teatro legado por María Guerrero, era la resultante de un llamado a inscripción en las facultades dependientes del Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, a fines de 1974. Mi idea, mi añejo proyecto de crear un TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO, había sido presentado a la Dirección de Cultura de la UBA a mediados de 1974. A la convocatoria inicial acudieron unos 230 jóvenes, provenientes de las carreras más diversas, desde Medicina a Ciencias Exactas, desde Veterinaria a Filosofía y Letras… Llegaban con la aspiración de PARTICIPAR, sin tener la menor idea de qué era eso de “ERIGIR UN TEATRO DE REPERTORIO”, que fue lo primero que les dije cuando los reuní en un gimnasio polvoriento, en el último piso del edificio en ruinas de Corrientes 2038, en pleno centro de Buenos Aires. Todo 1975 esa agrupación informe, condenada a deambular por oficinas atestadas de escritorios y ficheros metálicos, o patios a la intemperie vecinos a la Morgue Judicial, en los fondos de la Facultad de Ciencias Económicas, había recorrido centro culturales, parroquias, almacenes de ramos generales del conurbano y hasta cuarteles de bomberos en Florencio Varela, representando una Cabalgata Evocativa de los años de auge y decadencia del llamado Género Chico Nacional: EL SAINETE RIOPLATENSE. También habían estado en el Centro Cultural San Martín, en la Biblioteca Popular de Olivos, en el salón de actos del Colegio Carlos Pellegrini y en la sala de cine de la empresa Subterráneos de Buenos Aires, en el barrio de Once. Eran más de cien chicas y muchachos, que daban vida a ese mundo epigramático del viejo sainete, que había surgido de la mezcla de historias de los inmigrantes y los criollos, en los patios de los conventillos. El único decorado del espectáculos de dos horas de duración, era una soga con ropa tendida, que se colgaba y se descolgaba en cada ámbito dónde fueran a parar con sus glosas y sainetes de Vaccareza, Pedro Pico, Roberto Cayol, Florencio Sánchez, Alberto Novión, José González Castillo, Nemesio Trejo y muchos más… Pero también durante 1975, sin tener sala propia ni nombre propio ni nada, ese incipiente grupo universitario de teatro, dependiente de una Dirección de Cultura abúlica, indiferente y sobre todas las cosas: peligrosamente tendenciosa, había estado preparando en secreto su PRIMER REPERTORIO. Como los teatros universitarios de Salamanca y Alcalá de Henares, había acudido a los clásicos de veinte siglos atrás, los que aleccionaban sobre la condición humana, satirizando y clavando filosos aguijones en las costumbres (las malas costumbres) y la soberbia de los que se creen “estar por encima” de los que bregan todos los santos días por subsistir y tratar de realizar sus postergados sueños. No éramos tontos; sabíamos que con obras actuales no se podía cuestionar lo que pasaba (y lo que estaba por pasar) en esa Argentina oprimida, siempre sometida a vaivenes de izquierda y de derecha, de los cuales el único que terminaba pagando el pato era el pueblo. Y fue así como, teniendo montado nuestro PRIMER REPERTORIO, que habíamos llevado hasta un hotel de Chapadmalal y a unos cuántos lugares más, me largué a pedir una entrevista con el director del Teatro Nacional Cervantes, que era en ese momento el profesor Néstor Suárez Aboy. Le interesó enseguida el proyecto. El Cervantes solía recibir la visita de otro elenco universitario, pero de larga y fructífera trayectoria: El Teatro Universitario de Tucumán, creado y dirigido por Boyce Días Ulloque. Súarez Aboy sólo me pidió ver algunos ensayos y sin titubear me dijo: “Vamos, lo hacemos”. De inmediato me preguntó: “¿Cómo se llama la compañía…?” y me salió de cuajo la respuesta: TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES. Los de la Dirección de Cultura se desayunaron tarde. Cuando se enteraron, ya estábamos debutando en el Cervantes, con “LA SUEGRA”, de Terencio; “LOS CAUTIVOS”, de Plauto y “EL DÍSCOLO”, de Menandro, en ALTERNANCIA. En la vereda del edificio del Ceravantes, en sus carteleras de hierro forjado, figuraba en letras enormes el nombre con el cual nos habíamos auto bautizado: TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES y debajo, la mágica palabra: REPERTORIO.
ESCENA DE "LA SUEGRA" DE TERENCIO
ESCENA DE "LOS CAUTIVOS" DE PLAUTO
ESCENA DE "EL DÍSCOLO", DE MENANDRO Hubo funciones en los que el Cervantes estuvo lleno hasta las galerías superiores, algo que no sucedía desde hacía mucho. Hice abrir por completo la embocadura del escenario y (a la manera de las puestas wagnerianas en Bayreuth), la escena estuvo sólo iluminada en colores cambiantes, dentro de un círculo central en medio de la oscuridad reinante, como en el círculo mágico de los pastores celebrando el renacer de las estaciones, lo que dio origen al teatro. Han pasado de aquellos días de 1976 la friolera de cuarenta años. ¿No existirá la posibilidad de que hoy, en 2016, otro elenco de la Universidad de Buenos Aires vuelva a presentarse en la sala del Cervantes, con un REPERTORIO EN ALTERNANCIA…?